El viernes 26 de Agosto decidimos trasladarnos al ambiente «galego» para disfrutar de su buena comida y del humor ácido de su gente (personalmente me encanta ese carácter). No tuvimos que ir muy lejos ya que a 8 km de Catral se encuentra el O Pazo Gallego en Dolores. Es de esos lugares que si no te lo recomiendan posiblemente no irías ya que la fachada recuerda mucho a los típicos bares cutres de carretera, sin embargo nada más lejos de la realidad. Es un lugar limpio, sin grandes lujos donde Paco (su dueño) y su mujer te tratan como si estuvieras en su casa y no en un restaurante.
El menú fue:
- Empanada Gallega
- Chorizo a la sidra
- Gamba al ajillo
- Pulpo a la gallega con cachelos
- Ternera gallega
- Tarta de Santiago
- Pan Tostado
- Vino Ribeiro
- Queso con dulce de membrillo
- Orujo de hiervas
- Crema de Orujo
- Cafe Cortado y Solo
Este es un menú que el denomina Gallego, pero que no especifica que contiene, si no que Paco lo improvisa. Su precio 30 € por persona.
Al llegar nos preguntó si queríamos comer y dijimos que sí, ese fue nuestro primer error. Sin tomarnos nota de nada comenzó el festín con una ensaladilla de marisco y un Chorizito a la Sidra que estaba de «toma pan y moja», y transcurridos unos minutos nos trajo una empanada gallega casera como pocas hemos comido. Mientras disfrutamos de estos manjares, conversamos con Paco y de la conversación se vislumbraba su deseo por dar un servicio familiar sin artificios y con gran calidad.
Terminando la Empanada nos llego una sartén (miniaturizada) con gambas al ajillo, pero que gambas. Eran como un dedo mio y además muy sabrosas. Lo que me gusto mucho es un aliño que le echaron con algo de vinagre, la acidez del vinagre junto con el sabor de las gambas y el picante de la guindilla combinaban a la perfección obligándote a sopar con pan el «aceitito» de la sartén .. mmmm.
Todo lo que tomábamos estaba acompañado de una jarra de Ribeiro que tiene directamente de grifo (nada de botellas con etiquetas bonitas). No se de donde lo saca pero esta riquísimo, eso sí, cuando te levantas de la silla sube como si fuera un geiser en erupción.
Pensabamos que tras las gambas vendria un plato para cada uno, sin embargo no, aún vino otro plato (que para nosotros fue el plato estrella), «Pulpo a la Gallega con Cachelos». Teniais que haber visto los trozos de pulpo (la foto no hace justicia), la abundancia de la ración, y lo tierno que estaba. Nuevamente disfrutamos comiendonos el pulpo y sopando con pan el aceite que habia dejado el hermoso cefalopodo que nos metimos entre pecho y espalda.
Puedo aseguraros que ya nos apretaba el pantalón y por nosotros hubieramos pasado ya al postre. Vero le insistio en que ya no podiamos más y que no trajera nada más. Paco pronunció entonces la frase del dia «… Vamos a llevarnos bien, habeis venido a comer y en mi casa se come…». Nos echamos a temblar en un conflicto de emociones entre temor e ilusión. No obstante Paco se hizo eco de la petición de Vero y en vez de traer un plato principal para cada uno (que se hubiera quedado gran parte sin tocar), trajo un plato al centro con tres filetes de ternera gallega, acompañada de unas patatas fritas (no congeladas) y unas verduras salteadas.
Tenais que ver como se cortaba la ternera. Casi podias prescindir del cuchillo, ternera gallega autentica, incluso nos enseño (y podeis verlo en la foto) el certificado de ternera gallega que acompaña a la carne que compra.
Por último nos ofrecio unos trozos de Tarta de Santiago. Hasta ahora la tarta que habiamos probado era bastante seca, sin embargo esta estaba esponjosa, «melosa», riquisima. El único problema es que a Vero no le gusta y Paco (como gran profesional) recordó que Vero le había hablado de que la noche anterior tomamos de postre (en casa) dulce de membrillo con Queso. Vaya sorpresa nos dio cuando sacó un plato con un par de trozos de queso de vaca con dulce de mebrillo casero. Solo pude decir «OOOLEEE».
Como veis, estamos encantados con el servicio, con la comida, con la atención. Reconozco que puede haber gente a la que este tipo de trato no le guste (que te traigan lo que quieran, que digas no querer más y no te hagan caso…), pero sinceramente a nosotros nos gusta. Como dije al principio es como si un amigo te invita a comer a su casa, no tienes la sensación de estar en un restaurante, si no en casa de un conocido disfrutando de lo que han querido servirte.
Nuestra única recomendación es que sigan así y no cambien.
Comentaros que los domingos cierran, pero Paco nos dijo que solo abre si lo llaman para alguna reserva por lo que si decidis ir un domingo llamar antes y tendreis el restaurante para vosotros.
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Autor: Fran.