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Galería Paris – parada obligatoria en Oporto

Este veranos hemos visitado a nuestro vecino peninsular Portugal, concretamente la ciudad de Oporto. En nuestro itinerario teníamos como visita obligada la pintoresca Galería París. Se trata de una tienda de antigüedades convertida desde hace unos años en una cafetería / restaurante.

Al acceder al local impresionan detalles como un coche y un water colgado de la pared  (si señor, un 600 justo encima del pianista) o un barril de cerveza que se usa como pata del piano, ademas de la multitud de estanterías que conservan objetos que te  remontan en el tiempo a través de recuerdos (proyectores antiguos, locomotoras, muñecas de porcelana, cámaras de fotos, geypermans, …).

Disfrutamos de esta velada 8 personas y nuestra comanda  estaba compuesta por:

  • 3 platos de Entrecot con salsa «café parís»
  • 2 platos de Bacalao
  • 2  jarras de sangria
  • 10 vasos de cerveza
  • 3 raciones de aperitivos variados
  • 2 postres

Antes de daros mi valoración, insisto en que es un sitio pintoresco que debes visitar por su detalles curiosos y su ambiente «atemporal».

Los aperitivos variados he de reconocer que eran bastante pobres, y no voy a entrar en el precio que lo dejo para el final. Estaban compuestos por unos tacos de queso cremoso, unas aceitunas, unos trozos de naranja, unas salchichas y un rebozado (como el de las gambas con gabardina) relleno de carne. Excepto las salchichas y el rebozado, que estaban bastante buenos, creo que lo demás no puede considerarse un entrante como tal. Ademas los aperitivos eran algo que había que pedir de forma individual, de modo que algunos no pidieron plato principal para probar más cosas.

En lo que concierne al plato principal solo puedo opinar sobre el plato que yo comí, el entrecot «café París». La salsa estaba muy buena, con sabor a mantequilla como manda su receta y acompañado de unas patatas tiernas y unas bleas que combinan muy bien con su sabor amargo. El «pero» al plato se lo encuentro en lo principal, la carne, se trataba de un trozo de carne con nervios y tendones y eso impide disfrutar de cualquier carne. Estaba muy poco hecha, cosa con la que no me meto y de hecho me gusta, pero deberían tener en cuenta que no a todo el mundo le gusta la carne sangrante y preguntar al comensal antes de cursar el plato.

Llegamos al postre entre risas, comida, cerveza y música. Menos mal que vimos marchar postres de otras mesas porque son «ENORMES» .. Perfectamente pueden comer 3 personas de uno de esos postres. Pedimos dos platos de tarta de chocolate y en este caso deciros que estaba deliciosa, como veis en la foto tiene una pinta tremenda.

Para terminar el servicio tampoco ha sido muy destacable, (no voy a decir que haya sido malo) diría que poco ágil y el precio, como veis en la cuenta, no es ninguna ganga pero hemos de ser conscientes que estamos en un lugar pintoresco y eso también tiene un precio.

Resumiento, la comida no es gran cosa, aunque los postres están muy ricos y con unas raciones tremendas, el servicio se lleva un bien «pelao» y el precio es acorde a un lugar turístico y no a la calidad en general.


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